La libertad es un camino empinado y con aristas, solo si domesticas al monstruo, podrás sentir el sabor dulce del sudor de la subida, y comer todas las galletas sin dolor.
El monstruo de las galletas es un peluche que tienes en tus manos y que crees que se mueve solo.
Desenmascarar al enemigo que te conoce muy bien, que sabe donde eres vulnerable, donde está la herida sin cerrar, el pensamiento inconfesable, el programa de virtudes y defectos incrustado en los pliegues del cerebro.
Los judíos lo llaman el adversario, los cristianos lo llaman el diablo, los budistas ven en el karma el resultado de su actuación, otros lo llaman ego.